Algo imposible.

Mientras cae veneno de las góndolas
y mcdonalds sigue llenando sus productos
con mierda y ratas muertas,
una pareja se abraza
en una de las mesitas del fondo:
él tiene la cabeza 
entre el pecho 
y el cuello de la mujer,
lloran con los párpados apretados y
ella aferra la cabeza del hombre 
como pocas cosas pueden aferrarse en este mundo
los dos parecen tristes, pero salvados

Ni el trabajo ni el café plástico ni la calle
ni los colectivos llenos ni el suéter
comprado en once a treinta y cinco pesos que
tanto costó ganar
pueden perturbar esa calma

El café se enfría
y el hombre se levanta para ir a buscar más.
Ella mira la calle y sus ojos
buscan algo imposible, 
más allá de la estación de servicio, 
más allá del verde que sigue 
hasta el final de la panamericana
más allá de un cielo donde corren nubes
mientras amanece en la autopista
más allá de la caricia del hombre
que ahora llega y le ruega
que tomen otro café. 

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